Abstract:
El estigma hacia las personas con enfermedades mentales representa un grave
problema de salud pública a nivel mundial y es considera la barrera principal en la
inclusión social y participación de las personas afectadas, lo que posee un impacto
negativo en su calidad de vida, lo que determina incluso un mayor riesgo de suicidio
y mortalidad, junto con una menor esperanza de vida en comparación a la población
no afectada (Carpiniello y Pinna, 2017). Es así, que la discriminación, prejuicios y
estereotipos presentes en la sociedad, no solo afectan gravemente al proceso de
recuperación, calidad de vida y bienestar de las personas con problemas de salud
mental y sus familias, sino que representan además la principal brecha en el acceso a
los servicios de salud de la población general, lo que implica un retraso en el
diagnóstico y adherencia a tratamientos especializados (Corrigan 2002; Ostrow,
Manderscheid, y Mojtabai, 2014).