Rivera, Raúl2018-01-022018-01-0201/08/2014Base, Diseño e Innovación, 2014, Vol.0, Nº1, pp.126-1310719-515Xhttp://hdl.handle.net/11447/1835Desde nuestros inicios como república independiente, los chilenos hemos demostrado una fuerte vocación de progreso. A lo largo de los dos últimos siglos, esta vocación nos ha acercado cada vez más a la modernidad, hasta situarnos a la vanguardia de América Latina en la mayoría de los indicadores sociales y económicos clave. Con el umbral de la prosperidad a la vista, nuestro actual desafío es terminar de dar forma a un Chile innovador, emprendedor, inclusivo y justo, capaz de aprovechar los talentos de todos los chilenos para alcanzar y sostener un alto nivel de prosperidad y desarrollo social. Lograrlo requerirá deshacernos de algunos comportamientos que desde hace mucho tiempo han venido entorpeciendo nuestro avance, ya que frenan el desarrollo de los emprendimientos más innovadores y disruptivos. Si queremos dar el salto final al desarrollo, no tenemos más opción que abandonar nuestras “zonas de confort” y atrevernos a apoyar decididamente a lo nuevo cuando es bueno para el país en todos los campos, diseño incluido. En particular, la búsqueda de “zonas de confort” que nos privilegian a costa del resto a través del favor gubernamental –un rasgo que está volviendo a impregnar nuestra dinámica política– debe ser combatida con renovado vigor. A lo largo de nuestra historia, como en otras latitudes, el favor gubernamental ha sido un determinante del éxito económico y social.126-131spaInnovación¿Qué Chile queremos legar a nuestros hijos?Wich Chile do we want to inherit to our children?Artículo