Pola, Macarena2017-12-292017-12-2901/08/2014Base, Diseño e Innovación, 2014, Vol.0, Nº1, pp.112-1190719-515Xhttp://hdl.handle.net/11447/1833El movimiento “maker” nació en EE.UU. y en Europa, en los años 70 casi como un hijo de la nueva revolución industrial. Allí, había start-up que partían en los garajes, como las bandas de rock independiente. Eran los crafters que construían, los usuarios que no estaban satisfechos con los productos e inventaban sus propias cosas, y los que se aburrían de las grandes empresas, las que de alguna manera conducían y guiaban la innovación siempre hacia un mismo lado. Por ejemplo Steve Jobs es uno de los primeros maker. Como los hacker que se juntaban en los garajes, y comenzaron a darse cuenta que juntos eran mejores. Así empezaron a crear talleres colaborativos, donde básicamente, entre todos mantienen y compran mejores herramientas y pueden tener comunidad. Ya en los 80 y 90 la tendencia pasó desde el movimiento hacker al concepto de que es posible hacer cosas sin necesidad de ser parte de una gran empresa, cualquier cosa solo con mi computador, con la impresión 3D, con las cortadoras láser, con las tecnologías industriales llevadas al uso de escritorio. Cuando el computador se transformó en escritorio, era posible desarrollar productos desde los talleres en conjunto. Y ahí hubo varias influencias. La revista Mecánica Popular con el movimiento Do It Yourself, fue la pionera. Le siguió la revista norteamericana Make, que publica contenido libre y abierto para que se pueda hacer lo que se quiera. Esta última partió como un movimiento bastante independiente, donde los primeros eventos que organizaron más allá de la revista, buscaban juntar a todos los inventores de barrio, de maker, de hacker, en una feria: la Maker Faire.112-119spaCultura creativaInnovaciónMakers chilenosLos "makers" chilenos y la cultura creativaThe chilean "makers" and the creative cultureArtículo