Castillo, Gonzalo2017-12-292017-12-2901/08/2014Base, Diseño e Innovación, 2014, Vol.1, Nº2, pp. 16-210719-515Xhttp://hdl.handle.net/11447/1814El diseño en Chile puede aspirar, como está ocurriendo en el mundo desarrollado hace ya tiempo, a ser cada vez más reconocido y a ir ampliando su ámbito de influencia en la agenda de innovación. Prueba de este encantamiento con el diseño es la enorme e insospechada influencia alcanzada por algunos profesionales como el diseñador Peter Schreyer en Corea, nombrado en 2013 CEO de KIA Motors; o Mark Parker, quien se inició como diseñador de calzado deportivo en Nike, transformándose más tarde en su Presidente y CEO de la compañía; o el célebre Jonathan Ive, VP de Diseño de Apple. Sin embargo, debemos admitirlo, la realidad por estos lados es, todavía, muy distinta y requiere propuestas y estratégicas adaptadas a nuestro contexto. Y es que frente a los tímidos progresos que exhibe nuestro país en materia de innovación, el diseño debe jugarse “el todo por el todo” y dejar de presentarse como un aliado estratégico más, planteándose como un verdadero e imprescindible catalizador de procesos de innovación en todos los sectores productivos. Esta ambiciosa ubicuidad a la que aspira el diseño se fundamenta en el hecho de que este oficio, como bien lo estableció el teórico alemán Gui Bonsiepe, “ocurre en la industria”. Es aquí donde el diseño encuentra su identidad y su rol en la sociedad: no tanto en las galerías de arte y las páginas de decoración y tendencias (nada contra ellas, por cierto), sino más cerca de los foros de negocios y las agendas de desarrollo, emprendimiento e innovación, porque es la industria la que ha alimentado la fuerza evolutiva del diseño, desde los albores de la revolución industrial hasta nuestros días.16-21spaInnovaciónDiseño italianoEl diseño como catalizador de la innovación: del push al pullDesign as catalyst of innovation: from push to pullArtículo